Se extiende negocio de estacionamientos en la colonia Salvatierra, sin regulación

* Salvador Coronado Valverde recurre a intimidaciones y acapara espacios

José Ángel Inzunza Mendoza


TIJUANA, 16 de abril de 2021.-
El negocio de estacionamientos en la colonia Salvatierra resulta tan lucrativo que, cada vez más personas quieren hacer uso de sus espacios para obtener un ingreso de esa manera, especialmente cuando operan los mercados sobre ruedas.


Los días jueves y domingo se dificulta encontrar un lugar dónde estacionarse, debido a que las carpas y puestos del mercado sobre ruedas se extiende por toda la calle principal, Padre Salvatierra, y algunas avenidas colindantes.

La mayoría de los cajones de estacionamiento son rentados, desde 15 a 40 pesos, por hora, y hasta más, sin ninguna regulación oficial.

Es un negocio que se extiende cada vez más, y, aunque hay propietarios de casas que quieren aprovechar sus espacios, existe un individuo que no se los permite, porque quiere acaparar todo.


Esa persona se llama Salvador Coronado Valverde, de quien ya se advirtió hace dos años acerca de sus métodos poco ortodoxos para hacer ese negocio, y, no obstante que se le dio el derecho de réplica, ahora se puede constatar fácilmente que, se ha apoderado de lugares más allá de lo que se lo permiten, por las buenas.

Hay propietarios de las calles Misión San Javier y Misión de la Paz que no están de acuerdo en que sus espacios anexos a sus casas sean utilizados como “parqueaderos” lucrativos, pero, Salvador Coronado, mejor conocido como “El Chacho”, recurre a intimidaciones y acapara esos lugares.

Para intimidar cuenta con el respaldo de varias personas que, al igual que él, visten como “cholos”, y sus aspectos son algo intimidantes; al final, los hechos saltan a la vista: ya acapararon varias calles.


Ya todo el tramo cerrado de la calle Misión de la Paz está en poder de ese sujeto, quien empezó usando un terreno que presume es de un familiar suyo, y algunos sitios de banqueta, supuestamente con permiso de los propietarios de las casas de ese callejón.

Ahora hasta conos coloca a la entrada de esa calle cerrada, para advertir que es su “parqueadero” particular, en el que cobra 40 pesos, hora o fracción, o “todo el día”, o “según sea el sapo, es la pedrada”; y, además de rentar todos los sitios de esa calle, ya limpió el terreno aledaño al de su “pariente”, y también lo renta.

Por la calle Misión de San Javier (atrás de los dominios del “Chacho”), algunos propietarios de predios vieron que podían obtener un ingreso por el aprovechamiento de sus espacios, pero, “El Chacho” les amenaza que no lo hagan, porque ya se siente el único con la facultad de cobrar todos los “parqueaderos” cercanos al mercado sobre ruedas.


Sí, ya se extendió a otros tramos de las dos calles antes mencionadas, y, según presume, hasta cuenta con permisos de los dirigentes de mercados sobre ruedas, así como de un jefe policiaco; y, los sitios de estacionamiento no cuentan con permisos, pero rara vez actúan los inspectores de Reglamentos Municipales.

Cuando no operan los mercados sobre ruedas en la colonia Salvatierra, hay muchos asaltos y algunos actos de vandalismo, en toda la zona, pero, especialmente en las avenidas aledañas al centro deportivo, donde, dicho aparte, el director del IMDET también hace sus cobros por estacionamiento, y otros aprovechamientos.

Entre los actos de vandalismo se comenta mucho de un perrito al cual ya varias ocasiones le han lastimado uno de sus ojos, y más tardan en hacerle las curaciones, que en que lo vuelvan a lastimar.

Quiebran lámparas de alumbrado público, ventanas de casas y de vehículos; y hasta lanzan “pichones” muertos a puertas de las casas de quienes no estén de acuerdo con los proyectos de expansión de lo que ya se considera una mafia.

Ciertamente toda persona está en su derecho de hacer negocios, lícitos, pero, para que sean lícitos, deben ser regulados, y, las expansiones no se explican en propiedades ajenas si no es mediante convenios o contratos legales, o, mediante acciones tipo “mafiosas”.

En conclusión, lo que empezó como un pequeño negocio en un predio presuntamente propio, ahora está extendido por varias calles, no cuentan con permisos municipales, y, sin embargo, llevan operando años, acaparando cada vez más espacios.

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