*Negocios
ya han cerrado por falta de ingresos y pago inevitable por renta de
locales
*La
población está en medio de un destino incierto
*Es
necesaria una acción con los 3 niveles de gobierno y sociedad civil
Libertad, Playas de Rosarito, B. C., Junio
01 del 2020.-En Baja California, Playas
de Rosarito ya es uno de los municipios más afectados por las consecuencias del
COVID-19, en México. Esta comunidad colindante con Tijuana y con el sur de
California, predominantemente vive del turismo, como una de sus dos principales
fuentes de trabajo.
A
diferencia de los demás municipios que cuentan con una economía en los sectores
primario y secundario; en el caso de Rosarito su fuente de ingresos, y
bienestar social, está en el sector del comercio y servicios, con una oferta
turística de hospedaje y comida. El daño causado por la falta
de visitantes exige un nuevo modelo de desarrollo, con la participación de
nuevos actores sociales y económicos, capaces de lograr acuerdos.
El COVID-19 ha obligado a los
seres humanos, de todo el mundo, a que se queden en su casa, para tratar de
frenar la curva de contagios y decesos. Sin embargo, en Rosarito la actividad
turística tiene su temporada alta en primavera y verano, luego se reduce en
otoño e invierno, hasta casi desaparecer, salvo los consumidores locales. En
apego a los protocolos de salud, los hoteles prácticamente no han tenido
afluencia, a los restaurantes les cuesta más abrir que estar cerrados. Algunos
negocios ya han cerrado por falta de ingresos y el pago inevitable por renta
de locales, lo que afecta a la planta laboral y familias. El cierre de
negocios deja a la población en medio de un destino incierto y a su suerte.
En este momento, debido al
número de personas en la calle y a las cifras que mantiene Baja California. En
Playas de Rosarito, Baja California, hace falta una gran estrategia, con los
tres niveles de gobierno, partidos políticos y organismos de la sociedad civil.
Es necesario salvar vidas y lograr la recuperación económica.
La alcaldesa Aracely Brown ha
hecho lo que su buen entendimiento le permite. Falta un trabajo de gabinete,
convocar a los sectores productivos y sociales para resolver el problema de
fondo. Es loable su reparto de despensas, una acción muy válida para atender la
necesidad que se vive en los hogares. Falta inversión para recuperar la
economía.
Ante el grave problema de
alimentación, diversas organizaciones y personajes han tomado la iniciativa
para dar alimentos. No es suficiente, pero en algo ayudan a la gente más
necesitada. Una actividad que alienta a diversos personajes para hacer
presencia en la comunidad, con intereses de ser electos. El problema sigue ahí:
la falta la estrategia de desarrollo que permita consolidar el turismo para
todo el año, no sólo para temporada alta.
La pregunta es ¿cuándo se
acabará el problema del COVID-19? La respuesta es que no hay fecha, lo que
significa que para Rosarito se habrá perdido un año que causará más daños que
el COVID o los 149 muertos por violencia en el 2019.
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